Como padre de una hija con diabetes no puedo estar más encantado. Ya es el tercer año que va. Por partes de los implicados e implicadas. Para los padres, una semana de descanso que no se puede pagar. Es cierto que la primera vez que fue estuvimos dos días “de duelo” nerviosos…pero luego lo disfrutamos y descansamos como nunca desde su debut. Los siguientes años, en cuanto arranca el bus, nos quedamos relajados y felices por ella y por nosotros. Para la chica….”lo mejor del año” según nos dice. Se lo pasan cañón, aprende mucho sobre el manejo de la diabetes, comen sano, ejercicio y sobretodo… Conocen a “iguales” con los que establecen relaciones muy bonitas porque todos y todas están pasando por lo mismo. Para el equipo que va… Ellas y ellos nos dirán. Supongo que un palizón, con ratos divertidos, pero con otros estresantes. Una responsabilidad enorme que solo se puede agradecer. Lo dicho, para los que estén dudando o no vean claro separarse de sus hijos o hijas una semana… Solo puedo decir que ojalá se organizasen tres al año!! Mil gracias al equipo, con la cuenta atrás para el siguiente.