Vitaminas y diabetes; ¿cómo influyen los micronutrientes en nuestra salud?

Por Isabel San Martín Erice. Enfermera Educadora en Diabetes de ANADI.

Las que hemos crecido en los 80 conocemos la importancia que tienen las vitaminas y los minerales en nuestra alimentación gracias al lema de “Súper Ratón”: ¡¡no olviden supervitaminarse y mineralizarse!!. Y es que las vitaminas son micronutrientes esenciales que desempeñan un papel crucial en el metabolismo, el sistema inmunológico y la función celular del organismo. Son compuestos orgánicos que contienen carbono, hidrógeno y oxígeno (elementos esenciales para la vida y para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo). En la mayoría de los casos tenemos que obtenerlos de la alimentación ya que nuestro cuerpo no es capaz de fabricarlos por sí mismo en las cantidades necesarias. A las vitaminas y minerales se les denominan micronutrientes porque el organismo los requiere en pequeñas cantidades en comparación con los macronutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono). La función principal de las vitaminas es la de la regulación de procesos biológicos y enzimáticos, a diferencia de los macronutrientes cuya función es, esencialmente, energética y estructural. Mientras que los macronutrientes son la base de la alimentación y proporcionan la energía necesaria para el funcionamiento del organismo, los micronutrientes permiten que los macronutrientes sean utilizados eficientemente participando en funciones esenciales como la formación de glóbulos rojos, la regulación hormonal, la función inmunológica y el metabolismo energético. Se clasifican en dos grandes grupos atendiendo a su composición química: liposolubles (que se disuelven en grasas) e hidrosolubles (las que se disuelven en agua). En este primer artículo analizaremos en profundidad las vitaminas liposolubles y su relación con la diabetes.

En personas con diabetes, la regulación de la glucosa y el metabolismo energético pueden verse afectados, lo que aumenta la necesidad de un equilibrio adecuado de micronutrientes, incluidas las vitaminas. Vamos a revisar qué papel juegan cada una de las principales vitaminas en la diabetes y qué alimentos las contienen en mayor medida.

  • Vitamina A. Se presenta en dos formas principales: retinoides y carotenoides. Los retinoides, que corresponden a las formas activas de esta vitamina, se encuentran en alimentos de origen animal, mientras que los carotenoides, que actúan como precursores de la vitamina A, están presentes en productos de origen vegetal. Esta vitamina desempeña un papel fundamental en la salud ocular y en el fortalecimiento del sistema inmunológico. La vitamina A está relacionada con la diabetes a través de varios factores. Por un lado, está relacionada con el desarrollo fetal del páncreas: se ha observado que la vitamina A es esencial para la formación de las células beta del páncreas (las responsables de la secreción de insulina) durante el desarrollo fetal; además, la deficiencia de vitamina A en etapas tempranas del desarrollo puede causar alteraciones en la cantidad y función de las mencionadas células beta,  (lo que podría predisponer a una menor secreción de insulina y mayor riesgo de diabetes tipo 2 en la vida adulta). Finalmente, algunos estudios han sugerido que el ácido retinoico, un metabolito activo de la vitamina A, podría influir en la regeneración de células pancreáticas dañadas. Por otro lado, la vitamina A tiene un papel en la regulación de la secreción de insulina a través de la expresión de genes que regulan la síntesis y liberación de insulina, mejorando la sensibilidad a la insulina y previniendo la resistencia a esta hormona. Cuando hay un déficit se ha asociado a una menor secreción de insulina y mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2. En la tabla verás las cantidades diarias recomendadas (CDR) de esta vitamina y los alimentos en los que está presente.
  • Vitamina D. Esta vitamina es esencial para la absorción del calcio y el fósforo. La absorción de estos iones en el intestino ayuda a que los huesos liberen más calcio y, al mismo tiempo, hace que los riñones lo conserven mejor en el cuerpo. Además, la vitamina D juega un rol importante para el buen funcionamiento del sistema inmune. Entre el 80% y el 90% de esta vitamina se genera por exposición al sol y tan solo un 10-20% se obtiene a través de la dieta. (Importancia de la vitamina D3 en la diabetes. Esta vitamina está muy estudiada como una aliada fundamental en personas con diabetes. Por un lado, la vitamina D hace que las células sean más receptivas a la insulina; es decir, cuando hay suficiente vitamina D, la insulina trabaja de manera más eficiente. Además, un déficit de esta vitamina puede ocasionar dificultad para la liberación de insulina por parte del páncreas. Paralelamente, es una importante aliada contra la inflamación, y existen estudios que sugieren que mantener niveles adecuados puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Existen también ensayos clínicos que han analizado la suplementación con vitamina D3 en personas con prediabetes. En cuanto a su relación con la diabetes tipo 1, estudios epidemiológicos sugieren que la vitamina D podría estar asociada con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 1, especialmente si se mantiene en niveles adecuados durante la gestación y la infancia. También existen estudios en modelos animales que muestran cómo la vitamina D podría proteger contra la destrucción autoinmune de las células beta del páncreas. Se necesitan más estudios para determinar qué dosis es la más efectiva, qué niveles de vitamina D en sangre deben considerarse óptimos y en qué poblaciones podría tener un mayor impacto. (Ver tabla para conocer las CDR y los alimentos en los que esta vitamina está más presente).
  • Vitamina E:  La vitamina E es un potente antioxidante liposoluble que desempeña un papel crucial en la protección de las membranas celulares contra el daño oxidativo. Este daño oxidativo ocurre cuando en el cuerpo se acumulan más radicales libres de los que podemos neutralizar con antioxidantes. Los radicales son moléculas inestables que, en exceso, pueden dañar nuestras células. En la diabetes, este problema se agrava por varias razones:
  • Azúcar en sangre elevada (hiperglucemia crónica): Cuando los niveles de glucosa son demasiado altos durante mucho tiempo, el cuerpo genera más radicales libres y, al mismo tiempo, pierde capacidad para combatirlos.
  • Fallos en la producción de energía (disfunción mitocondrial): Las mitocondrias, que son como las “baterías” de nuestras células, generan más residuos dañinos en personas con diabetes, lo que contribuye al estrés oxidativo.
  • Inflamación constante: La diabetes suele ir acompañada de un estado de inflamación crónica que, además de ser dañino por sí mismo, aumenta aún más la producción de radicales libres.

Este exceso de radicales puede afectar a órganos y tejidos clave, causando problemas como: Daño pancreático: afectando a las células que producen insulina y dificultando el control glucémico; problemas en los vasos sanguíneos, favoreciendo la arteriosclerosis y aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares; y deterioro del sistema nervioso, lo que puede llevar a neuropatía diabética, una de las complicaciones más comunes de la diabetes.

  • Vitamina K: Existen dos tipos principales de vitamina K: la vitamina K1 (filoquinona), presente en vegetales de hoja verde, y la vitamina K2 (menaquinona), que se encuentra en alimentos fermentados y productos de origen animal. Ambas son esenciales para diversas funciones fisiológicas, aunque la vitamina K2 ha demostrado ser especialmente beneficiosa para la salud ósea y cardiovascular. Su papel es clave en la activación de factores de coagulación, evitando hemorragias y favoreciendo la correcta cicatrización de heridas. Además, contribuye a la mineralización ósea al facilitar la incorporación del calcio en los huesos, lo que disminuye el riesgo de fracturas y osteoporosis. También ayuda a prevenir la calcificación de las arterias, manteniendo la elasticidad de los vasos sanguíneos. Por último, regula la distribución del calcio en el cuerpo, evitando su acumulación en tejidos blandos y asegurando su correcto almacenamiento en los huesos. Un estudio realizado en el Departamento de Medicina Interna de la Universidad Nacional de Medicina en Seúl, Corea del Sur, analizó si la suplementación con vitamina K2 durante 4 semanas mejora la sensibilidad a la insulina y la función de las células beta pancreáticas en hombres jóvenes y sanos. A este grupo se le midió la sensibilidad a la insulina, la respuesta de insulina a la glucosa y el índice de disposición antes y después del tratamiento, además de otros biomarcadores. Se encontró que aumentó significativamente la sensibilidad a la insulina y el índice de disposición, pero no tuvieron cambios significativos en la glucosa en ayunas o el peso corporal. Se necesitan más estudios para comprender los mecanismos exactos de esta interacción y de los posibles beneficios de la suplementación con esta vitamina para las personas con diabetes.

El mes que viene seguiremos con el otro grupo de vitaminas, las hidrosolubles, entre las que se encuentran la vitamina C y el grupo de vitaminas B.

VITAMINACANTIDAD DIARIA RECOMENDADA*FUENTES PRINCIPALES (por 100gr de alimento)
VITAMINA A700-900 µg (microgramos)Hígado de bacalao (3000 µg). Boniato (960µg). Zanahoria (840 µg). Hojas de brócoli (800 µg). Calabaza (530 µg). Espinaca (470 µg). Melón (170 µg). Pimiento rojo (160 µg)
VITAMINA D600-800 UI**Palometa (640 UI). Dorada (560 UI). Salmón (320 UI). Yema de huevo (456 UI). Leche entera (10UI).           
VITAMINA E600 UI**Avellanas (39,04 UI). Almendras (29,80 UI). Cacahuetes (12,07 UI). Atún, bonito, caballa y otros (conservas en aceite) (9,39 UI).
VITAMINA K90-120 µgPerejil  (1640 µg).  Col rizada (kale)    (817 µg). Espinacas (482 µg).  Acelgas         (380 µg) Coles de Bruselas       (177 µg).  Brócoli     (141 µg).  Repollo              (120 µg).  Hígado de ternera        (106 µg)
*Las cantidades diarias recomendadas pueden variar según factores individuales como la edad, el sexo y condiciones específicas como el embarazo o la lactancia, o procesos patológicos.
** Las vitaminas D y E se miden comúnmente en Unidades Internacionales (UI), siendo 1 µg equivalente a 40 UI. Por lo tanto, las conversiones a microgramos resultan en valores muy pequeños y menos prácticos para su uso común

Tabla elaboración propia a partir de información de BEDCA (Base de Datos Española de Composición de Alimentos), Clínica Universidad de Navarra y National Health Institute

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Clínica Universitaria Navarra https://www.cun.es/chequeos-salud/vida-sana/nutricion/alimentos-ricos-vitamina-k