Avances en el Tratamiento de la Diabetes: Trasplante de Células Beta, Insulina Semanal e Insulinas inteligentes
Por: Isabel San Martín Erice. Enfermera de ANADI.
Recientemente, tuvo gran repercusión mediática la noticia de la primera curación de la diabetes tipo 1 (spoiler: no fue la primera vez) en una mujer, mediante el trasplante de células madre pancreáticas. La noticia anunciaba que un equipo de investigadores de la Universidad de Pekín sometió a la mujer a un tratamiento experimental que consistió en el trasplante de aproximadamente 1.5 millones de islotes de Langerhans (los encargados de producir las células beta, productoras de insulina) derivados de células pluripotenciales. Esta noticia, a priori esperanzadora e ilusionante, tiene su letra pequeña y hay que conocer el caso de manera pormenorizada para gestionar de manera adecuada las expectativas. En este artículo vamos a describir el porqué de este llamamiento a la prudencia, veremos el estado actual de este tratamiento y el de otros, que también auguran una mejora en la calidad de vida de las personas con diabetes: las insulinas de administración semanal y las denominadas “insulinas inteligentes”.
TRASPLANTE DE CÉLULAS PARA TRATAR LA DIABETES TIPO 1
El primer Registro Internacional de Trasplante de Páncreas e Islotes se llevó a cabo en Lyon en 1980, cuando sólo se habían realizado 105 trasplantes: 53 en Estados Unidos y 52 en otros países. En EE. UU., los centros pioneros fueron la Universidad de Minnesota y el Hospital Montefiore de Nueva York. En Europa, lideran el Huddinge Hospital en Suecia y el Hospital Edouard Herriot en Francia. La técnica dio un gran paso en 2000 con el Protocolo de Edmonton, que mejoró la supervivencia de los islotes gracias a un enfoque optimizado de inmunosupresión y uso de múltiples injertos. En España no fue hasta 2003 que se realizó este procedimiento en el Hospital Carlos Haya de Málaga. La técnica de trasplante de islotes pancreáticos implica extraer y trasplantar células productoras de insulina (islotes de Langerhans) del páncreas de un donante a un paciente con diabetes tipo 1. Los islotes suelen inyectarse en el hígado del receptor a través de una vena. Una vez trasplantadas, estas células producen insulina y ayudan a regular los niveles de glucosa en sangre. Para evitar el rechazo del injerto, el paciente requiere inmunosupresores. La técnica busca restaurar la producción de insulina, aunque su efectividad y durabilidad varían.
Existen limitaciones importantes que impiden considerarlo una cura definitiva debido a varios factores. Primero, los pacientes deben tomar inmunosupresores de por vida para evitar el rechazo, lo cual implica riesgos de infecciones y efectos secundarios graves. Además, la autoinmunidad subyacente en la diabetes tipo 1 puede atacar las células trasplantadas con el tiempo, reduciendo su efectividad (la durabilidad de estas células y su capacidad de funcionar como células beta normales a largo plazo no están completamente probadas). También, la disponibilidad de islotes donantes es limitada y el procedimiento es costoso, dificultando su accesibilidad y viabilidad a gran escala. En el caso que tan gran impacto mediático tuvo hace unas semanas, la paciente tras 75 días comenzó a producir insulina de manera autónoma y, después de un año, su control de glucosa se estabilizó, lo que le permitió prescindir de las inyecciones de insulina por completo. Además, ya en tratamiento previo con inmunosupresores por un trasplante hepático previo, por lo que este riesgo ya estaba asumido y se pudo llevar a cabo la intervención con éxito sin necesidad de añadir un tratamiento nuevo con todos los riesgos que este tipo de terapias suponen.
Por otro lado, otro aspecto relevante a tener en cuenta es que la diabetes tipo 1 tiene una causa autoinmune, y hasta que no se controle esta respuesta, las células podrían volver a ser atacadas por el propio sistema inmunológico del/a paciente, limitando la efectividad y sostenibilidad del tratamiento. De hecho, la persona tratada mediante esta terapia ya tuvo un trasplante de páncreas previo, por lo que técnicamente hablando esta mujer “ya estuvo curada de la diabetes antes”. Para abordar estas limitaciones, la investigación actual explora estrategias de ingeniería genética para que las células se perciban como “propias” o métodos de encapsulación que las protejan del sistema inmune sin necesidad de inmunosupresión. Aún siendo un caso prometedor, estas técnicas aún se encuentran en desarrollo y requieren más investigación para su aplicación clínica segura y efectiva y que el balance riesgo/beneficio sea más favorable hacia este tipo de terapia.
INSULINAS DE ADMINISTRACIÓN SEMANAL
La adherencia al tratamiento con insulina basal es fundamental para un control adecuado de la diabetes. En el contexto europeo, se estima que hasta el 44% de los pacientes con diabetes tipo 2 pueden presentar falta de adherencia a la dosificación recomendada de insulina basal en el primer año de tratamiento, especialmente entre aquellos que requieren inyecciones diarias. En diabetes tipo 1, un estudio relacionado sugiere que los pacientes podrían omitir hasta el 22% de las dosis en períodos de seguimiento de 14 días, lo que afecta directamente su control glucémico y aumenta el riesgo de hiperglucemias. A lo largo de la vida de una persona con diabetes, el porcentaje de olvidos en la administración de insulina puede variar bastante. Estudios indican que entre el 12% y el 56% de las personas con diabetes tipo 1 pueden omitir una dosis de insulina en algún momento de un mes típico. En personas con diabetes tipo 2, este porcentaje está entre el 16% y el 23%, con una mayor probabilidad de olvido en quienes siguen regímenes más complejos, como el bolo-basal. Estos olvidos están asociados con un peor control glucémico, mayores niveles de HbA1c y disminución en la calidad de vida, especialmente en quienes no logran una rutina constante para su tratamiento de insulina.
Entre las causas principales de los olvidos se incluyen el ritmo de vida acelerado, interrupciones en la rutina diaria, el miedo a la hipoglucemia, y barreras sociales, como sentirse cohibido al aplicarse la insulina en público. Estos factores subrayan la importancia de la educación y el uso de tecnologías que ayuden a los pacientes a recordar sus dosis y gestionar mejor el tratamiento de la diabetes.
La insulina de administración semanal es una formulación de insulina de acción prolongada diseñada para ser inyectada solo una vez a la semana, en lugar de las insulinas basales convencionales que requieren administración diaria. El objetivo principal de estas insulinas semanales, como las insulina icodec o efsitora, es mejorar la adherencia al tratamiento al reducir la frecuencia de las inyecciones, lo que puede simplificar el manejo de la diabetes para los pacientes. En la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) de este año 2024, se presentaron resultados prometedores de dos estudios sobre la insulina basal semanal, efsitora alfa, evaluada en cinco ensayos clínicos de fase III (la etapa en la que se prueba la eficacia y seguridad de un tratamiento en un gran grupo de personas, generalmente cientos o miles, para confirmar su efectividad, supervisar efectos secundarios y compararlo con tratamientos existentes).
Características clave de la insulina semanal:
- ¿Cómo se absorbe?: La insulina semanal tiene una acción sostenida que permite liberar la hormona de manera constante en el cuerpo a lo largo de siete días.
- ¿Para quién está indicada?: Su dosificación semanal es particularmente beneficiosa para personas que tienen dificultades con la adherencia a las inyecciones diarias.
- ¿Es eficaz?: Estudios han demostrado que esta insulina semanal es eficaz en el control de la glucosa en sangre y en la reducción de HbA1c (marcador de control de glucosa a largo plazo), en niveles comparables a las insulinas de administración diaria.
- ¿Qué riesgos tiene?: Aunque la insulina semanal es segura y eficaz, se ha observado que puede incrementar el riesgo de episodios hipoglucémicos leves en comparación con las insulinas diarias. Por ello, el ajuste de dosis inicial y la monitorización son importantes.
La principal ventaja de este tipo de tratamientos de administración semanal es la mejora en la adherencia al reducir la frecuencia de inyecciones de una diaria a una vez por semana. Esta simplificación en el régimen de dosis facilita el cumplimiento. Alguno de los factores clave para esta mejora podrían ser:
1. Reducción de la carga del tratamiento: La disminución en la frecuencia de inyecciones minimiza la fatiga y el agotamiento asociado con el tratamiento diario, lo cual es frecuente en el manejo de la diabetes tipo 1 y tipo 2.
2. Facilidad en la planificación de la rutina: Una única inyección semanal facilita el recordatorio y la organización del tratamiento, ayudando a reducir olvidos de dosis.
3. Mejora de la calidad de vida: Estudios indican que los pacientes pueden experimentar una mejora en la calidad de vida y en el control del azúcar en sangre debido a la mayor consistencia en la administración de la dosis
4. Además, este tipo de insulina podría ser útil para grupos como personas mayores o quienes dependen de cuidadores, al facilitar un control más constante y efectivo del régimen de insulina basal.
INSULINAS AUTORREGULADORAS Ó INSULINAS INTELIGENTES
Cabría preguntarse, vista la mejora en cuanto a adherencia al tratamiento, si existen investigaciones que evalúen la posibilidad de administrar una insulina rápida que actúe según los niveles de azúcar detectados en sangre. Desde la década de 1970-1980 cuando comienzan las investigaciones en la administración de una insulina más precisa, hasta la actualidad que la investigación alcanza una etapa avanzada, con varios estudios en fase preclínica y algunas solicitudes para pruebas clínicas en humanos, se ha investigado en el desarrollo de insulinas inteligentes o “autorreguladoras”, que tienen como objetivo ajustar automáticamente la liberación de insulina según los niveles de glucosa en sangre. La tecnología detrás de estas insulinas rápidas utiliza diferentes métodos, como sensores de glucosa y sistemas de liberación controlada, que buscan mejorar el control glucémico y minimizar el riesgo de hipoglucemias. Aquí te cuento un poco más sobre estas aproximaciones:
1. Insulinas inteligentes con sensores de glucosa
Estas investigaciones incluyen el desarrollo de moléculas de insulina o análogos que pueden unirse a un sensor de glucosa. Estos sensores reconocen cambios en los niveles de azúcar en sangre y regulan la actividad de la insulina en función de los niveles detectados. La tecnología aún está en fases de prueba y diseño, ya que implica resolver retos en cuanto a la precisión de la detección y la rapidez de la respuesta.
2. Sistemas de administración basados en nanomateriales
Otra línea de investigación es el uso de nanopartículas o hidrogeles que encapsulan insulina y la liberan cuando el nivel de glucosa en sangre es elevado. Estas nanopartículas están diseñadas para reaccionar ante los cambios en el pH o en las concentraciones de glucosa, lo que desencadena la liberación de insulina cuando se alcanza un umbral específico. Estos sistemas están en etapa experimental, pero muestran potencial para regular la administración de insulina de manera más precisa y personalizada.
3. Insulinas con sensibilidad a la glucosa
Una propuesta más teórica pero prometedora es el diseño de moléculas de insulina que cambien su estructura y actividad en respuesta a la glucosa, haciéndola más o menos activa en función de la concentración de azúcar. Aunque aún está en fase de investigación básica, algunos estudios en modelos animales han mostrado que estas moléculas pueden ayudar a estabilizar los niveles de glucosa de manera dinámica.
La mayor parte de estos métodos aún están en etapas experimentales, particularmente las versiones más avanzadas de insulinas inteligentes y sistemas de nanopartículas. Sin embargo, los avances en páncreas artificiales y en la administración de insulina de acción rápida junto con sensores de glucosa ya han mejorado enormemente el control glucémico para muchas personas con diabetes. En el próximo artículo profundizaré sobre estas líneas de investigación y la fase de estudio en la que se encuentran.
REFERENCIAS
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