La alimentación antiinflamatoria como aliada para la salud y la prevención de enfermedades

Por: Isabel San Martín Erice. Enfermera educadora en diabetes de ANADI.

  1. Introducción: La inflamación, un arma de doble filo

No hay una alimentación ni un plan nutricional que funcione para todo el mundo, pero los estudios en nutrición y salud indican que la mayoría de las personas pueden mejorar su bienestar siguiendo una alimentación basada en la dieta mediterránea y en la incorporación de ciertos alimentos en su plan nutricional. Aunque los alimentos no pueden curar una enfermedad ni revertir el daño ya existente en el organismo, sí pueden ayudar a reducir la inflamación, aliviar los síntomas y disminuir el riesgo de aparición de determinadas enfermedades relacionadas con la inflamación. Ésta, en sí misma, no es mala. ¿Por qué es importante que nuestro cuerpo responda mediante la inflamación? La inflamación es una respuesta natural del cuerpo ante infecciones, heridas o cualquier daño en los tejidos. Es un mecanismo de defensa esencial que nos protege y permite la reparación del organismo. Sin embargo, cuando los procesos inflamatorios no revierten y se vuelven crónicos, deja de ser beneficioso y puede convertirse en el origen de múltiples enfermedades.

Nuestro estilo de vida moderno, caracterizado por una dieta alta en ultraprocesados, el sedentarismo, el estrés y la exposición a contaminantes, ha contribuido a que muchas personas vivan en un estado de inflamación crónica sin darse cuenta. Esta inflamación persistente está detrás de enfermedades como la diabetes tipo 2, la artritis, el Alzheimer, las enfermedades cardiovasculares e incluso el cáncer​.

La buena noticia es que podemos influir en estos procesos a través de nuestra alimentación. Existen alimentos que pueden disparar la inflamación y otros que ayudan a reducirla. Apostar por una alimentación antiinflamatoria puede marcar una gran diferencia en nuestra calidad de vida y en la prevención de enfermedades crónicas. En este artículo, exploraremos cómo funciona la inflamación, qué hábitos la favorecen y qué alimentos pueden ayudarnos a combatirla.

2. Mecanismos que conducen a un estado de inflamación crónica

La inflamación es una respuesta natural del cuerpo ante infecciones, lesiones o agentes externos dañinos. Sin embargo, cuando este proceso se mantiene de forma constante y descontrolada, puede volverse perjudicial y contribuir al desarrollo de enfermedades crónicas. A continuación, se explican los principales mecanismos que pueden llevar a un estado de inflamación prolongada.

  • Activación de citoquinas proinflamatorias: Las citoquinas son proteínas que regulan la comunicación entre las células del sistema inmunológico. Cuando el cuerpo detecta una amenaza, produce citoquinas inflamatorias. Las citoquinas influyen en cada etapa de la inflamación, desde su inicio hasta su resolución. Su balance entre señales proinflamatorias y antiinflamatorias es clave para una respuesta eficaz sin generar daño crónico
  • Estrés oxidativo y daño celular: El estrés oxidativo ocurre cuando el cuerpo acumula un exceso de radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células y los tejidos, mientras que la cantidad de antioxidantes disponibles no es suficiente para contrarrestarlos. Diversos factores pueden contribuir a este desequilibrio, como la obesidad, una alimentación inadecuada, el tabaquismo, el consumo de alcohol, ciertos medicamentos y la exposición a elementos ambientales nocivos, como la radiación, toxinas, contaminación del aire, pesticidas y luz solar. Si se mantiene en el tiempo, el estrés oxidativo puede acelerar el envejecimiento y favorecer el desarrollo de inflamación crónica, cáncer y otras enfermedades.
  • Disbiosis intestinal y permeabilidad aumentada: El equilibrio de las bacterias en el intestino (microbiota) juega un papel clave en la regulación de la inflamación. Cuando hay un desequilibrio en la microbiota intestinal (disbiosis), se favorece la producción de toxinas inflamatorias como los lipopolisacáridos (LPS). Estos pueden atravesar la barrera intestinal (intestino permeable), entrar en el torrente sanguíneo y activar una respuesta inflamatoria sistémica.
  • Resistencia a la insulina y metabolismo alterado: La inflamación crónica puede alterar el metabolismo y llevar a resistencia a la insulina, una condición en la que las células dejan de responder adecuadamente a esta hormona. Esto aumenta los niveles de glucosa en sangre y activa mecanismos inflamatorios, lo que contribuye al desarrollo de diabetes tipo 2 y obesidad.
  • Activación persistente del sistema inmunológico: En algunos casos, el sistema inmunológico no logra desactivar la respuesta inflamatoria después de una infección o lesión. Esto puede generar un estado constante de inflamación, donde el cuerpo ataca sus propios tejidos. Este mecanismo está vinculado con enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y el lupus.

Comprender los mecanismos de activación del proceso inflamatorios nos ayuda a tomar medidas preventivas, como adoptar una dieta saludable, mantener una microbiota equilibrada, hacer ejercicio y reducir el estrés. De este modo, podemos contribuir a mantener un estado inflamatorio adecuado y proteger nuestra salud a largo plazo.

3. Inflamación y enfermedades crónicas: una relación estrecha

La inflamación no siempre es dañina. Es un proceso necesario para la reparación del organismo cuando sufrimos una infección o una lesión. El problema surge cuando esta respuesta inflamatoria no se “apaga” adecuadamente y se mantiene activa a lo largo del tiempo. Este estado de inflamación crónica contribuye al desarrollo de muchas enfermedades, entre ellas:

  • Enfermedades cardiovasculares: La inflamación crónica favorece la acumulación de placas en las arterias (aterosclerosis), lo que puede obstruir el flujo sanguíneo y aumentar el riesgo de infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares​.
  • Resistencia a la insulina: El exceso de grasa corporal, especialmente la grasa visceral, produce sustancias inflamatorias que interfieren con la acción de la insulina. Esto dificulta la regulación de los niveles de glucosa en sangre y la absorción de la insulina.
  • Cáncer: Algunos procesos inflamatorios prolongados pueden dañar el ADN de las células, favoreciendo mutaciones y promoviendo el crecimiento descontrolado de células cancerosas​.
  • Enfermedades neurodegenerativas: La inflamación en el cerebro está vinculada con enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Se ha observado que la activación crónica de células inmunitarias en el cerebro (microglía) contribuye a la degeneración neuronal​.
  • Enfermedades autoinmunes: Cuando la inflamación se descontrola, el sistema inmunológico puede empezar a atacar tejidos sanos, desencadenando enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus​.

4. Hábitos del estilo de vida actual que favorecen la inflamación

La forma en que vivimos influye directamente en los niveles de inflamación de nuestro cuerpo. Los hábitos propios del estilo de vida occidental han generado un aumento preocupante de enfermedades inflamatorias.

  • Dieta poco saludable
    • Alimentos ultraprocesados: Altos en azúcares, harinas refinadas y grasas trans, aumentan la inflamación y el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas​.
    • Déficit de fibra y antioxidantes: La falta de frutas, verduras y cereales integrales perjudica la microbiota intestinal y agrava la inflamación​.
    • Exceso de sodio: Un consumo elevado de sal puede desregular la respuesta inmunitaria y favorecer enfermedades autoinmunes​.
  • Sedentarismo
    • La falta de ejercicio reduce la producción de mioquinas, proteínas que combaten la inflamación y mejoran la sensibilidad a la insulina​.
    • La inactividad favorece la acumulación de grasa visceral, que actúa como un órgano inflamatorio en sí mismo​.
  • Estrés crónico y falta de sueño
    • El estrés continuo eleva los niveles de cortisol, lo que afecta la regulación de la inflamación y debilita el sistema inmunológico​.
    • Dormir poco o mal altera la producción de hormonas y promueve un estado inflamatorio persistente​.
  • Exposición a toxinas ambientales
    • La contaminación del aire, los pesticidas y ciertos productos químicos presentes en plásticos y cosméticos pueden alterar el sistema inmunológico y aumentar la inflamación​.

Estos factores han convertido la inflamación crónica en un problema global. Sin embargo, la buena noticia es que podemos revertir gran parte de estos efectos adoptando una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable.

5. Claves para una alimentación antiinflamatoria

Una dieta antiinflamatoria se basa en el consumo de alimentos naturales y ricos en compuestos que ayudan a regular la inflamación. Aquí tienes algunas claves:

  • Aumentar el consumo de alimentos antioxidantes
    • Frutas y verduras: Arándanos, fresas, espinacas, brócoli y zanahorias son ricos en polifenoles y flavonoides​.
    • Frutos secos y semillas: Nueces, almendras, chía y lino aportan grasas saludables y antioxidantes​.
  • Incorporar grasas saludables
    • Ácidos grasos omega-3: Presentes en pescados grasos (salmón, sardinas) y semillas de chía​.
    • Aceite de oliva virgen extra: Rico en compuestos antiinflamatorios y un pilar fundamental de la dieta mediterránea​.
  • Consumir cereales integrales y legumbres
    • La avena, la quinoa y el arroz integral mejoran la salud intestinal y reducen la inflamación​.
    • Las lentejas, garbanzos y alubias y, las legumbres en general, son ricas en fibra y proteínas vegetales​.
  • Evitar los alimentos ultraprocesados y azúcares refinados
    • Limitar las bebidas azucaradas y los productos de bollería industrial.
    • Reducir el consumo de carnes procesadas y frituras​.
  • Incorporar especias y plantas medicinales: Algunas plantas y raíces han demostrado tener potentes efectos antiinflamatorios:
    • Cúrcuma (Curcuma longa): Su compuesto activo, la curcumina, regula las vías inflamatorias​.
    • Jengibre (Zingiber officinale): Disminuye la inflamación y alivia el dolor en enfermedades articulares​.
    • Té verde (Camellia sinensis): Rico en catequinas con propiedades antioxidantes​.

6. Conclusiones: Tu alimentación, tu mejor aliada

La inflamación crónica es una amenaza silenciosa para nuestra salud, pero podemos combatirla con hábitos adecuados. Adoptar una alimentación basada en alimentos naturales, rica en antioxidantes, grasas saludables y especias antiinflamatorias, puede marcar una gran diferencia en la prevención de enfermedades.

Recuerda que no se trata de cambiarlo todo de un día para otro y que estas recomendaciones de las que te hemos hablado nunca sustituirán al consejo de un(a) especialista de la salud que te asesore de manera individualizada en base a tu estado de salud. Aun así, pequeños cambios, como incluir más frutas y verduras en tu dieta, sustituir los ultraprocesados por alimentos frescos y moverte más, pueden tener un impacto enorme en tu bienestar.

REFERENCIAS

Manzel, A. et al. Role of “Western diet” in inflammatory autoimmune diseases. Curr. Allergy Asthma Rep. 14, 404, doi:10.1007/s11882-013-0404-6 (2014).

Furman D, Campisi J, Verdin E, Carrera-Bastos P, Targ S, Franceschi C, et al. Chronic inflammation in the etiology of disease across the life span. Nat Med 2019; 25 (12): 1822-32. doi: 10.1038/s41591-019-0675-0.

Tasneem, S., Liu, B., Li, B., Choudhary, M. I. & Wang, W. Molecular pharmacology of inflammation: Medicinal plants as anti-inflammatory agents. Pharmacol. Res. 139, 126-140, doi:10.1016/j.phrs.2018.11.001 (2019).

https://osher.ucsf.edu/sites/osher.ucsf.edu/files/2021-06/HEALER_Nutrition-Book_final_Spanish-language.pdf